Los duques de Sussex están en un momento muy complicado y es que, lejos ya del paraguas de la Familia real británica tanto Meghan Markle como Harry han pasado por los juzgados esta semana.
Mientras que Harry lo ha hecho en Londres en una querella colectiva contra un grupo editorial por supuestas escuchas ilegales, Meghan lo ha hecho en Estados Unidos por una demanda que su hermana Samantha la interpuso hace un tiempo.
La relación de Samantha con Meghan nunca ha sido estrecha pero al ver cómo su hermana renegaba de ella, Samantha la señaló con una demanda en los juzgados. Su hermanastra acusó a la Duquesa de difundir "mentiras manifiestamente falsas y maliciosas" durante su entrevista a Oprah Winfrey en 2021 al asegurar que era "hija única", y de orquestar "una campaña para difamar y destruir la reputación de su hermana y su padre". Todo ello con una finalidad según Samantha: someterla a la "humillación, vergüenza y odio a escala mundial".
Ahora Meghan Markle puede respirar tranquila y es que la jueza de Florida que lleva el caso ha archivado la demanda puesto que no se puede demostrar que las declaraciones vertidas por la duquesa sean falsas, simplemente se trataban de sentimientos de su niñez, "una opinión sobre su infancia y su relación con su media hermana". Concretamente, el auto difundido por medios de Estados Unidos reza que: "El tribunal determina que la declaración de la acusada no es objetivamente verificable ni está sujeta a pruebas empíricas. La demandante no puede refutar plausiblemente la opinión de la demandada sobre su propia infancia".
De esta forma, la nuera del rey Carlos III de Inglaterra puede estar de enhorabuena y es que es un pequeño gran triunfo ante la familia de su padre.